Monday, March 30, 2009

Autoengaño


Y me sorprendiste mirando al horizonte como si nada pasara.
Como si existiera la garantía de que mañana al despertar todo estaría igual.
Que horrible darse cuenta que estás negando.
Que horrible darse cuenta que los hechos están en frente tuyo, ineludibles, inevitables.
Entender que pensar en lo que fue y lo que no fue es inutil.
Concentrarse en lo que fue hermoso y seguir en esos momentos...alargarlos, eternizarlos.
Aunque eso tambien es una forma de negar...
Porque si bien aceptar es tremendamente liberador, lo es doloroso de la misma manera.
Y el dolor está para doler.
Y puta que duele.
Y puta que te voy a echar de menos.
Y no hay autoengaño que resista eso.

Monday, March 23, 2009

A Tiempo...


Desperté tarde. Sé que ese maldito despertador sonó varias veces, pero esas cervezas de anoche estuvieron de más. Miento. Eran necesarias, muy necesarias.
A pesar del sueño y el mareo me levanto. No sé por qué extraño instinto siento que tengo que llegar. Objetivamente no hay apuro, es más, podría tomarme un par de días mas antes de seguir de regreso al norte. Pero la vida me ha enseñado a seguir esos extraños instintos.
La ducha y el café cargado no me ayudan con la resaca. Admítelo, ya no eres un chiquillo de 17, no puedes comportarte como tal. Es bueno a veces no escuchar tanto a la conciencia.
Menos mal que dejé las maletas preparadas ayer. No es mucho lo que llevo, pero organizarlo siempre me ha complicado. Mis cargas no son muchas, pero si complejas de acomodar.
El camino a la estación es otra cosa. El mareo, el dolor de cabeza y la lluvia que empieza a caer, tratan de convencerme que mas horas de sueño serían algo maravilloso. Pero para mí es claro que no hice este viaje para lo maravilloso.
Faltan 19 minutos. Transpiro. La frente y la espalda se encargan de recordarme lo que puede pasar si no respetas tus equilibrios. Me siento horrible. Y el camino sigue siendo largo.
Me bajo corriendo del carruaje, le tiro el dinero al cochero encima, no espero el cambio. Cuando llego, el humo del tren ya desaparecía. Maldición. Todo este sentirme mal para nada. El tren me dejó.
- ¿Cuando sale el próximo hacia el norte? Le pregunto a un boletero de la estación.
-En 3 horas mas. Dice el hombre.
A los minutos veo acercarse un nuevo tren. Estoy sentado, rogando para que la resaca deje mi cabeza.
Los vagones se detienen. Al desaparecer el humo y el vapor, por una ventana se asoma la mirada mas hermosa que he visto en años. Estoy cautivado. Soy viejo, soy viajero, conozco miles de miradas, mi escencia es no vincularme con ellas. Pero esto es inevitable. No puedo explicarlo, sólo me limito a sentirlo.
-¿Ese tren para donde va?
-Ese es el del sur.
-Un boleto por favor.
-¿Y usted no iba al norte?
-Así es. Sólo voy a tomar un camino mas largo.
El tiempo y el destino siempre me juegan bromas pesadas. Pareciera que se encargaran de mostrarme lo que no será, lo que no podrás tener porque no te lo mereces.
Pero esta vez... llegar tarde parece ser una bendición.
Desde la comarca.....