Tuesday, February 10, 2009

Derrotado

Una vez arriba y otra vez abajo.
Una vez adelante y otra vez atrás.
Este es un momento de derrota.
De rodillas. Un charco de sangre me rodea. Mi mirada es hacia abajo. El cansancio, la sed, y el dolor son insoportables. Los que antes caían presos del pánico al solo oír mi nombre, me rodean y se burlan de mí.
Se burlan de mis huesos rotos, de mi armadura desecha.
No logro recordar como llegué a esto. No comprendo como mi señor pudo enviarme a una derrota tan humillante.
El mejor guerrero. Mil batallas eran mil victorias. Mi alma y mi espada eran uno solo, en la batalla en la vida, en el amor.
Has perdido una batalla en el camino del conocimiento.
Has perdido un combate.
Asúmelo, hazte cargo de tu derrota.
Y trato de recordar cómo pasó todo esto. Re-recorrer el camino, cómo la humildad se fué transformando en orgullo, la precaución se fué transformando excesiva confianza, la visión se fué volviendo opaca, el aire ya no avisaba los movimientos del enemigo, el horizonte ya no era mi oráculo.
Nadie mas que tu es el responsable.
A nadie puedes culpar por ello.
O te faltó sabiduría o te faltó valentía.
No hiciste lo que debías hacer en el momento justo.

En medio del sopor y el dolor comprendo mis errores, cómo mi orgullo guerrero no me dejó aceptar la ayuda de mis aprendices, de cómo a pesar de mis años, aún necesito sentirme superior, en control de la situación. Tarde para darme cuenta. Tarde para tratar de enmendar.

Aceptar con humildad tu equivocación.

Si heriste, pide perdón.

Si destruiste, construye.

Si separaste, une.

Lo importante es que no cometas de nuevo el mismo error.

Sólo el sol podrá el sol brillar para tí.

Oigo las voces burlonas, planean como acabar con mi existencia. Se sienten valientes, poderosos, pero aún hay temor en sus voces. No se sentirán tranquilos hasta ver que mi cabeza está separada de mi cuerpo.
Además de hacer cuanto esté a tu alcance por reparar lo dañado, debes estar preparado para enfrentar las consecuencias que de tu accionar devengan.
Reflexionar, corregir, esperar.
Luego actuar.
Mis huesos rotos, mi voluntad rota, mi espada rota, mi alma rota.
Las voces burlonas ya se sienten lejanas. El dolor desaparce, la vida desaparece.
Porque a veces, ya es tarde para darse cuenta.
Porque a veces ya es tarde para enmendar.
Y la última batalla debe ser la última batalla.
El cielo se refleja en el mar y sólo entonces mira hacia la luna.