Thursday, December 20, 2007

En el Nombre del Padre

El Nombre José se repite en mi familia desde generaciones. Lo he rastreado hasta mi bisabuelo José Nieves Montero y mi tatatara abuelo José Parra. Gracias a la Inspiración que me acaba de dar María La Peor de Todas, me decido a hablar del Tema.
José, aquel esposo abnegado, entregado, ese padre que sabe que no es padre, que se mueve en la ambivalencia de estar presente y ausente a la vez. Aquel que aceptó el desafío de ser el tutor del hijo de Dios, aquel que aceptó tener y vivir un Matrimonio Virgen junto a María. Que carga, que nombre.
Cuando de la mano de don Jodo me acerqué a la Psicogenealogía, comenzé a comprender la real dimensión y la real carga que implicaba llevar un nombre. Don Jodo dice que la repetición de nombres es una muestra del narcisismo de los padres: éstos no quieren dejar de se niños, y consiguen seguirlo siendo a través de sus hijos. He visto familias en las que el nombre se repite hasta por 6 generaciones, y estos hombres lo cuentan con cierto tono de orgullo, de honor.
El tema es cómo podemos resolver estas cargas, darnos cuenta de estas cargas.
Hasta este momento no me había detenido a reflexionar acerca de ciertas cargas familiares, cómo me influyeron, de cómo las resolví.
De chico siempre me sentí segundón. Mi hermana mayor, a quien quero mucho, quiero dejarlo bien en claro, siempre fué la de las mejores notas, la que ganaba los concursos de pintura , la que se portaba mejor, el puntaje regional en la PAA. Es curioso. Para empezar, mi padre es reconocido como pintor, y la verdad es que ni siquiera recuerdo cómo yo también terminé pintando, hasta también gané concursos. Mi Dislexia no diagnosticada se encargó de hacerme un buen alumno, pero no el mejor. Cuando la adolescencia llegó, cosas como la pintura empezaron a disgustarme. todavía me hacían participar en concursos, pero dejé de ganarlos. Asé fué como llegó la Choto, mi primera guitarra. Con ella descubrí algo que realmente me hacía vibrar, con ella aprendí mis primeros acordes, las primeras canciones. Después llegó la Paloma, aquella Les Paul negra que me acompañó en mi época de chico rockero, que se vestía de negro, del de bandas de liceo, esa época fue de abrir muchos mundos, de conocer mucha gente que son amigos hasta hoy. La U la transité con la Beatriz, aquella guitarra prestada que devolví un poco antes de titularme. Ahora me doy el lujo de tener 2, la G. y la Violeta, con ellas hago sufir a mis vecinos diariamente. Me convertí a la musica, tenía que ser diferente a mi padre.
Mi familia es obrera, humilde. Mis abuelos fueron empleados municipales y ferroviarios. Mis padre y tío profesores normalistas y trabajadores del gobierno, de la época en que con cuarto medio podías trabajar en la gobernación y esas cosas.
De ahí que viene el cuento del "superarse". Así es como mi familia, mis primos co-genracionales, se fueron convirtiendo en abogados, médicos, ingenieros, arquitectos enfermeras, militares. La primera "rebelde" fué mi prima Violeta, quien se hizo socióloga. Mis padres siempre me inculcaron amor por el conocimento, y hasta la media, me sentía muy cómodo en las ciencias como la física, la biología y la química. No se cómo éstas me empezaron a incomodar, comencé a sentir que mi camino no hiba por ahí. Sólo años después comprendí porqué las ciencias duras, "racionalistas" me dejaron de gustar. A la hora de terminar la media, mis padres aún esperaban que me dedicara a una profesión "honorable". Cuando le comuniqué a mis padres el deseo de ser psicólogo, mi madre se espantó; que es una carrera sin futuro, que tu eres inteligente, que eres para más. Curiosamente, mi padre fué quien me dió todo su apoyo. Ahora, años después, siento que comprenden que esto era para mí. También pude ser diferente.
El tema del amor y de las relaciones me lo reservo más para mí, pero diré que al estudiar cómo éstas se han dado en mi familia, y al ir descubriendo los secretos de mi familia he comprendido porqué soy como soy, porqué me relaciono como lo hago. Queda harta pega ahí.
Hasta ahora así es cómo me he ido resolviendo: sabiendo llevar las cargas, aceptando algunas, rechazando otras, transformando las transformables. Sé que en mi camino de conocimiento queda mucho. Sé que me quedan muchas trancas por resolver, aún me queda mucha evolución, enloquecería si no fuera así.
Muchas gracias a Santa María la Peor de Todas por la inspiración.
Desde la Comarca.
Alvaro J. (de José)