Friday, August 19, 2005

...Recuerdos desde lejos...

Mientras algunos alucinan con angeles se sigue viviendo la vida..
un dia tranquilo...levantarse temprano para comprar entradas para un concierto al que nunca fui luego estudiar, revisar material para lo que me conducirá a ser licenciado en psicología, y al final lo mejor del dia...reunión del cuarteto en el break..aquel lugar lleno de todo tipo de recuerdos para mi persona...
Revisando mis archivos personales me encontré con esto, un cuentito que redacté hace algún tiempo atrás, y que, debo confesar tiene mas de realidad que de ficción...

El Corazón (y el hígado) Partío
(Basada en un hecho real)


Me dejó y me fui a la cresta. Sin poesía, música de fondo y esas patrañas que te venden en las películas. Ella me citó en el arco el viernes y me explicó que yo era un gran tipo, que me quería mucho, pero que las cosas habían cambiado y ya no podíamos seguir. Close up a mi cara, trato de responderle. Una voz en off me dice que sea digno. Como no tengo frase para el bronce, me besa en la mejilla da media vuelta y se va. Cataclismo.
Lo que viene ahora lo van a gozar todas mis amigas, las que han pasado años calificandome como machista e insensible. Caminé el resto de la tarde, pensé en como sería todo para adelante. Todo desagradable. ¿Cosas por luchar? Si tengo suerte encuentro. Todo pa’ la cagá.
Esta noche me emborracho solo. No, mejor con un amigo, para que le enrostre a ella que morí intoxicado por su culpa, si es que la muy artera se aparece en mi sepelio. Ya en el departamento, me conecto al Messenger y el fiel flaco Paredes responde. “ OK, a emborracharnos, en media hora llego”. Destapo una chela y sigo pensando, me imagino las cosas que no fueron, las cosas que faltaron, las frases que no dije. Yo y mi maldito temor a entregarme.
Cuando Paredes llega, estoy a punto de bajar la versión en mp3 de “mentira” de Buddy Richards. “ ¡Nooo, no vale la pena!”, grita, abalanzándose sobre mí. Forcejeamos. Me arrebata el mouse del computador, revisa su billetera y nos vamos. “Aguanta que ya llegamos”. Nada de ir a lugarcitos top.Nada de bares mariconcitos con onda y con pendejas dándoselas de grandes. El break es el elegido, siempre celebraba ahí, nunca había entrado triste.
Buen amigo el Paredes. Hace cuatro horas que estamos bebiendo como cosacos y hasta me ofrece ir a agarrarla a chuchás. “Vamos”, le digo poniéndome de pié, antes de resbalar y caer sobre la mesa. La voz en off me acota que ahora si toqué fondo. Evalúo llorar, total estoy ebrio y por último paso por metrosexual, como llaman a esos tipos capaces de demostrar sus sentimientos. Pero las lágrimas no me salen como a los mamones de los reallity shows.
Abro los ojos con una mejilla sobre la mesa y veo el celular del Paredes en primer plano. Eso, voy a llamarla. Un garzón advierte que paguemos y nos vayamos. Tomo el celular y marco, mientras Paredes calza al garzón con un puñetazo. El resto es en cámara lenta. Pa variar el weón no tenía plata. Seis garzones rodean a Paredes, sin soltar el celular me lanzo a ayudarlo. De pronto la tengo enfrente, pero no es una son miles, se multiplican. Como neo en matrix II, juro que veo volar a varias con mis golpes.
Estoy botado en el Parque Ecuador, a varias cuadras del break. A mi lado está Paredes, con un hilo de sangre en la frente. Es de madrugada y hace frío. Entre quejidos empezamos a caminar. “ ¿Cómo se llamaba la mina?”… “Curioso el nombre de la chiquilla, ojalá haya sido rica para que tremenda pateadura valiera la pena”. Tomo aire y rebobino. “Una compañera de la carrera….Te voy a contar todo desde el principio…”

han pasado años desde que sucedio esto....

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